lunes, 30 de marzo de 2015

Mejor era la pendeja.

Antes de partir les quiero contar que he pasado toda la mañana con mi polola jugando Súper Mario, estuvimos pegadas en el castillo 6 como 2 horas… Les juro que ya estábamos con ataque al píloro…

Bueno, ese fue un mini dato al margen, continuemos con la historia. En el capítulo anterior les contaba de la mina loca que se puso a elongar cuando la cita había pasado de un bar a su casa, o sea chiquillas para mí es obvio que si me invitan a su departamento es para tener sexo, no para que me hagan clases de educación física y si la mina no quiere sexo, no sé que haga cualquier cosa menos gimnasia… Fue una de las experiencias más freak que he tenido en mi vida, una de varias en todo caso…

Bueno, la cosa es que las mujeres me estaban volviendo loca, si iba a intentar ser heterosexual, no podía estar jugando con niñas, así que decidí dejarlo todo atrás. Como no estaba estudiando en la universidad, acuérdense que me bajó la locura espacial y congelé, me puse a trabajar de garzona en un bar de Vitacura. Estuve como un año en esa. Tranquilita, durmiendo de día y laburando de noche. Sin presiones sexuales, ni minas a mí alrededor. Una maravilla. Bueno, la cosa es que un día, cerca del tiempo en el que me salí del bar para empezar a ponerme las pilas para volver a estudiar, aparece en el pub un ex compañero de colegio del gordo, para efectos del blog le vamos a poner Diego. Pucha, fue bakán verlo, nos repartimos teléfonos y nos empezamos a juntar un montón.

Obvio Dieguito era gay y aunque estaba hiper adentro del closet, tenía un pololo y varios amigos y amigas del gremio, así que como si el destino quisiera decirme algo, empezamos a salir a carretear, hasta que me terminé enganchando con una chiquilla, muy guapa en honor a la verdad, ella tenía 18, iba a entrar a estudiar y yo ya estaba en mis 23 primaveras. Como era más pequeña la chiquilla, en su familia no sabían que era torta, pero como buena adolescente tampoco le importaba mucho. Al principio era increíble estar con la mina, salíamos a carretear, nos juntábamos a tirar en su casa o en la mía. Su colegio estaba al lado de mi departamento así que como yo andaba de vaga, después de clases se iba a verme. Esa tema fue de sexo compro, sexo vendo, sexo arriendo. Todo con harto romanticismo también, onda la iba a ver al colegio en el recreo, le llevaba chocolates, muy tierna yo. Y la pendex cada vez más enamorada.

Ahí vino el problema. Esta mina se empezó a enganchar cada vez más y súper rápido. Como era pendeja y tenía varios problemas en su casa; sobre todo con el papá, se aferró un montón a mí, al nivel de que quería verme todo el día, todos los días y me empecé a agotar. Además, debo reconocer que entre medio me presentó a su mejor amiga. Demasiado mina también, (han cachado que como que las weonas minas se huelen, onda se encuentran y se hacen amiguis, todo el grupo puras wachonas, en fin). El tema es que la loquilla me empezó a gustar y yo a ella también, pero no podíamos hacer nada, yo estaba pololeando, entre comillas en verdad, porque jamás le dije ¿quieres pololear conmigo?, pero esas para mí por lo menos son tonteras, si al final es la mimas cosa.

Pucha, la pendex se verdad quería consumir todo mi tiempo libre, que era todo mi tiempo… Y la amiga cada vez me gustaba más, al nivel de que hablábamos todos los días por teléfono de lo mucho que nos gustábamos. Llegó un momento en el que no soporté más y mandé a pendex pa’ la casa. Le lloró como una semana a la amiga que no podía sentirse más culpable, pero yo también le gustaba. Esas cosas pasan.

Al final a pendex se le calmaron las pasiones y dejó de llorar, obvio no la vi más, pero con la amiga decidimos seguir viéndonos y ver qué pasaba, obvio a escondidas, lo cual era perfecto, para ella por su amiga y porque estaba extremadamente adentro del closet, o sea sus viejos eran cuáticos y para mí porque tampoco mi familia sabía nada, es que después de lo de mi padrastro mi mamá me preguntó qué onda conmigo y le dije que nada que ver, que habían sido tonteras, que no se preocupara.


Bueno, con la amiga felices, como 3 meses saliendo, la mina me encantaba, teníamos ene onda, era guapa, nos gustaban las mismas cosas, todo maravilloso, pero siempre a escondidas. La cosa es que una noche fuimos a carretear y después me dice que me quede en su casa porque su familia viajaría fuera de Santiago. Bakán, copetes, sexo, pelis y más sexo, en esa estábamos, en pelota encima de su cama cuando llegan sus viejos. Maaaaal casi nos da un infarto, me metí al closet en pelota, con la ropa en la mano, ella se puso pijama a la velocidad de la luz y su mamá entra a la pieza, estuvieron como 10 minutos conversando, yo a punto de desmayarme de los nervios… Hasta que la niñita atinó en pedirle un vaso de agua a la mamá, yo encerrada en el closet me vestí, no sé cómo y cuando la mamá salió de la pieza tuve que arrancar por la ventana. Esa fue la última vez que nos juntamos, demasiado el estrés para mí. Mejor era la pendeja.

viernes, 27 de marzo de 2015

No era tanto lo que estaba pidiendo… ¿o sí?

Como dicen por ahí “la vida tiene que continuar” y aunque ver a mi mamá llorar, vomitar y hundirse poco  a poco luego de enterarse que su marido de cerca de 11 años era homosexual y le había sido infiel casi todo el matrimonio, yo tenía una vida que formar y pucha que estaba complicada. Pasé casi un año sin contacto sexual con hombres o mujeres, con suerte un beso loco por ahí con algún chiquillo. De las minas no quería saber nada, me daba pánico volver a enamorarme, es que igual lo pasé mal cuando terminé con la abogada y la voleibolista fue toda una decepción. Además, pensar en formar una relación de pareja gay y tener que contarle a mi mamá que era lesbiana me dolía y asustaba aún más, solamente pensar en verla sufrir, ahora por mi culpa me torturaba. El problema es que no había caso que me gustaran los hombres y les prometo que lo intenté.

Bueno, si las monjas pueden estar toda una vida sin sexo, quizás yo también, por lo menos un tiempo largo… Total era virgen todavía y ya tenía 21 años. Hasta que un día conversando con una amiga; - ella me contaba su historia de amor y sexo heterosexual -, me dije a mi misma: misma, ¿por qué no te das la oportunidad de probar con un hombre? Pero no podía ser cualquiera, tenía que ser alguien cercano como un amigo. Así que llamé a un chiquillo que fue mi partner toda la vida, le conté la situación, salimos, nos tomamos un vinito y nos acostamos, la verdad, lo quería harto, pero el sexo no me provocó nada, es que tocarlo y no sentir pechugas. Darle un beso y sentir el áspero de su barba. No sé, me provocó cero excitación. Es que todo es distinto con las mujeres. Los labios son más suaves, los besos más delicados, sus manos son totalmente distintas, tocan distinto y te hacen sentir diferente. (Soy súper lesbiana, nada que hacer)

Mi confusión aumentó en un mil porciento después de esa noche en la que perdí mi virginidad, aunque no me arrepiento que haya sido con él, nada mejor que un amigo para algo tan íntimo, claro cuando no eres heterosexual y sabes que ningún otro hombre te va a calentar o conquistar. Pero lamentablemente, yo quería estar con mujeres, el problema era que hace meses no me juntaba con el gordo, después de la abogada me empezó a dar lata verlo y no tenía más amigos gay para ir a bailar y pescar algo por ahí. Felipe; el amigo que me presentó a la famosilla, se había ido a Estados Unidos a trabajar, por lo que tampoco estaba disponible y con ella me daba lata salir porque jamás me iba a pescar una mina estando ella cerca, era el centro de la atención.

Pero como a mí me pagan por viva, se me ocurrió la brillante idea de juntar a un grupo de amigas; de esas a las que uno ve poco porque no tienes muchas cosas en común, - eran medias cuiquitas la verdad -,  e invitarlas a conocer bellavista, - a ese nivel de cuicsa que no conocían de plaza Italia para abajo -, terminamos curadas como piojo a pura cerveza y las invité a bailar a la dico gay Bokhara; ellas no sabían que yo andaba rondando el mundo gay, así que me hice la tonta. Para conocer el lugar, les dije.

Lo pasamos increíble y mientras ellas bailaban yo me fui a la barra, me compré una piscola y esperé hasta encontrar alguna chica que me gustara. Cuando apareció me acerqué, le metí conversa, me invitó a bailar, le dije que no porque estaba con mis amigas, pero que me diera su teléfono para juntarnos. La hice cortita, la mina era bien rica con el favor de Dios. Objetivo más que cumplido.

El fin de semana siguiente la llamé, salimos a tomarnos unos tragos, conversamos harto hasta que me invitó a su casa. Cuando llegamos la cosa se anduvo poniendo extraña. Nos sentamos en la alfombra a conversar, abrimos una botella de vino y la loca empezó como a elongar mientras me hablaba. Yo pensaba what a fuck ¿qué le pasa a esta mina? Luego se paró y empezó a hacer unos ejercicios raros, pa’ mis adentros decía, es que ni cagando me la como, o sea está bien hacer ejercicio y todo, pero no a las 3 de la mañana cuando supuestamente estás pinchando… ¿O es que la mina quería hacer unos movimientos para mostrarme que tenía buena elongación? Porque no le estaba resultando… O sea cero sexy… Ceroooooo.


Ya llegó un momento que fue tanta la locura que me paré y me fui de su casa, con ganas de tirar y pensando ¿cómo cresta puedo conocer a una mina normal para pegarme una cachita piola, sin compromisos ni ataduras? Si no era tanto lo que estaba pidiendo… ¿o sí? 

miércoles, 25 de marzo de 2015

Cada vez más difícil.

Me encontraba en medio de los delirios que me tenían atrapada entre seguir experimentando mi homosexualidad o entregarme a la normalidad de una vida heterosexual, me gustara o no era quizás lo más fácil… Aunque ya la cosa había pasado de ser un simple experimento o autoconocimiento de mi sexualidad a mmmm como explicarlo, un gusto adquirido… Es que a pesar de que el sexo con la famosilla no había sido de los mejores y apenas me acordaba de lo que hicimos con la otra mina, igual estaba clara: me gustaban las mujeres… Pero igual dudaba, es que si estar con un hombre y disfrutar del sexo era una lotería, quizás yo aún no encontraba el cartón ganador… Bueno, la cosa es que ahí andaba, viviendo en mi cabeza, media deprimida cuando quedó una cagada de proporciones monumentales en mi familia. El cuento va más o menos así:

Desde que entré al mundo gay como que se me activó rapidito el radar y empecé a notar weás raras en mi padrastro, por ejemplo, cuando invitaba amigos abiertamente gay a la casa, el weón que siempre andaba en calzoncillos ni se inmutaba, es más, a veces estaba tirado encima de la cama y abría un poco las piernas y se le veía un coco (asqueroso)... Eso pasó varias veces y siempre pensaba lo mismo: bien rara la weaita...

Pero eso no es todo, nooooooo señoras y señores, le dio hepatitis, no se la letra pero de la sexual si un día que yo escuchaba música tranquilamente en el living este tipo llega y me dice mira, me dio hepatitis igual que a Rafael de España, su idea con el cmentario era desafiarme con su homosexualidad, la que un par de veces antes le había sacado en cara en peleas entre él y yo... Me hirvió la sangre... Nos agarramos Brígido onda tres horas gritando, fue tanto que llegó mi mamá de la pega y le dije este weón es gay y me encerré en la pieza. Al rato después llega mi mamá y me dice que por favor no vuelva a hacer una acusación así de grave sin tener pruebas. Esa noche me dormí llorando y pidiéndole a Dios que si era verdad lo que pensaba me mandara las pruebas y si no que me perdonara por creer y decir algo tan doloroso y difícil para mi mamá y hermanos.

Les juro por lo más sagrado que no pasaron más de tres días cuando las pruebas llegaron a mí sin siquiera buscarlas. Una tarde de sábado, fueron todos al supermercado y yo me quedé usando el computador de este gallo para hablar por Messenger con mis amigos, estaba tratando de descargar un programa de música y cuando ponía instalar la aplicación desaparecía, me metí a buscarla y no sé cómo, porque de verdad soy cero tecnológica llegue a los archivos de chat. Me pareció extraño así que empecé a leerlos, este weón no sólo era gay y le había mentido a mi mamá por más de 10 años de matrimonio, sino que también le había sido infiel con hombres. Quedé pal pico. Verde, con ganas de vomitar.

Atiné a enviarle a un amigo por Mail todas las conversaciones y quedamos de investigar un poco más antes de contarle a mi mamá. Miren, me carga la palabra tolerancia porque siento que nadie es quien para tolerar o no, o sea el mundo es como es y al que no le guste que se vista y se vaya; Pero como toda regla tiene una excepción, lo único que no tolero es la mentira y este conchesuma era un cobarde mentiroso que también maltrataba a mi vieja... Todavía me acuerdo y me da pena pero lamentablemente a veces para entender que las relaciones son dañinas tienen que pasar cosas tan graves como esas.

Bueno, yo verde, descompuesta y mi mamá con este tipo entrando a la casa me llaman para que los ayude con los niños y las bolsas... Pucha como mamá es mamá cachó al toque que me pasaba algo y aunque traté de decirle que nada me insistió hasta que le conté y le mostré algunos de los chat. Mi pobre viejita no lo podía creer, agarró su celular y llamó al papá de mi padrastro: "su hijo es homosexual y me ha engañado todo estos años, por favor venga a buscarlo" el viejo que vivía a dos cuadras llegó en tres minutos, mientras el otro maricón juraba y re juraba que sólo hablaba con gays para hacerles bullying, lo que en las conversaciones nunca se vio.

Gracias a Dios este tipo se fue de la casa con su papá, pero lamentablemente después de ese día mi mamá nunca volvió a ser la misma, cayó en una depresión tremenda, tuvo que operarse, sacarse el útero y los ovarios, porque este tipo le contagió papilomas humanos, fueron años del terror.

Lo peor es que igual mi vieja dejó que este tipo viera a mis hermanos y los llevara a su casa, porque obvio era el papá y ser gay no te inhabilita para eso. Sin embargo, un día el amigo con que vivía; que a todo esto ahí nos enteramos que era su pareja, llegó histérico a decirnos que mientras los niños estaban en la piscina, solos a los 5 y 7 años, este otro estaba en el departamento acostándose con weones X. Ahí mi mamá decidió llevar la cosa a tribunales, los que decretaron que las visitas serían ahí mismo y supervisadas. Pues obvio, el papito corazón desapareció como 5 años, ni visitas ni menos pensión de alimentos, seguro era demasiado rasca para él ver a sus hijos en tribunales, su mejor opción fue dejar de verlos. 

Quizás algunos de ustedes no entienden la decisión de mi mamá, el tema no es homofobia ni nada por el estilo, es simplemente cuidar y roteger a los niños, les podría haber pasado algo en la piscina solos, o alguno de esos tipos a los que ni el padrastro conocía podrían haberles hecho algo, los niños no son un juguete y hay que protegerlos, así mismo lo declaró el juez... Un desastre económico y emocional. Me sentía culpable de ser tan bruja y haber descubierto la verdad. Vi sufrir tanto a mi mamá, que más encima tener una hija lesbiana, sentí que era como demasiado, obviamente ahí se me empezó a hacer cada vez más difícil asumir mi homosexualidad.

lunes, 23 de marzo de 2015

One night stand.

En honor a la verdad me encontré un par de años después con la voleibolista pero les juro que era otra persona totalmente distinta, o sea de ser una mina muy rica; se parecía de cara a la Leonor Varela; pasó a estar como percudía, bien dejadita de la mano de dios… Y eso chiquillas puta que da gustooooooo… Sobre todo cuando te han puesto el gorro…

Igual al final la voleibolista, su infidelidad y habérmela encontrado tiempo después fue un dato al margen en mi vida. Volvamos a lo importante. Les contaba que pensé en llevar una vida heterosexual… Bueno, por lo menos hacer el intento… Pero antes: un llamadito a la abogada, para ver qué pasa, en una de esas… Uno nunca sabe… Total ya habpia termindo con la voleibolista, así que estaba soltera y disponible, pero me dio la tremenda cortada, le conté un par de cosas de la U (había congelado) ella me dijo que no estaba de acuerdo, que volviera a estudiar, hablamos un rato, le pedí que nos juntáramos y me dijo que nooooo… Yaaaaa, pensé, cómo tanto, ella me quiere ver y yo no la pesco, yo la quiero ver y ella no me pesca, parece que definitivamente no estamos hechas para estar juntas… Fue como si me clavaran una estaca en el corazón, pero yo había estado con otra mina y la abogada tenía su orgullo también… Así que a asumir el error y continuar. Debieron pasar 7 años para volverla a ver.

Con la voleibolista y la abogada fuera de mi vida era el momento para intentar conocer a un chiquillo que me moviera el piso, volví a juntarme con mis compañeros de colegio, a ver si saltaba algo por ahí. Y de hecho, una amiga me presentó a un compañero de Universidad de su pololo, era bien guapo y simpático, empezamos a salir pero para mi cumpleaños me regaló un libro de poemas de Benedetti, estaba como enganchado el cabro, y el regalito como que me mató más aún las pasiones, ¿cómo tan enamorado tan rápido? Si alcanzamos a salir como 3 semanas no más y una vez avanzamos un poquitito más de la cuenta hacia el sexo y lo paré, me dio como asquito ver su cosa, pobre debe haber quedado con los coquitos adoloridos… En fin: NEXT…

Y bueno, qué se le va a hacer, por esos caminos andaba cuando otra amiga me presentó a Felipe, su mejor amigo de la universidad, era tan pero tan gay que obvio nos hicimos yuntas. Empezamos a carretear juntos todos los fines de semana, en la época en que el Club Miel era lo más hondero del ambiente… Yo había ido un par de veces con otros amigos y siempre veía a una mina que me encantaba, era como famosilla pero piola, obvio jamás me atreví a acercarme a ella hasta que un día en la tarde Felipe me llama para que saliéramos a carretear. Me pasó a buscar como a las 10 y me pidió que lo acompañara a buscar a una amiga que había terminado con la polola, llegamos a su casa y no me van a creer pero era la minaaaaaa. Casi me desmayo y obvio, inmediatamente pensé: ésta es la mía, esta noche si o si me la agarro…

Pues manos a la obra, hicimos la previa con unas piscolitas, le presté oreja todo el rato mientras hablaba de los dramas con su ex y después nos fuimos a bailar, ya estábamos medias pasaditas de copas así que yo andaba con toda la perso… Y bueno, aunque venga bien de cerca la recomendación, no soy la media mina pero tengo lo mío…

Estarán de acuerdo conmigo en que no hay nada mejor que bailar para conquistar y seducir… Unos traguitos de por medio y la noche se vuelve perfecta, un par de horas en la pista y ya estábamos agarrando… SO – ÑA – DO… Besos ricos y puras ganas de llevármela a mi casa, pero estaba mi vieja ¿cómo lo hago? Y bueno, ya eran como las 5 de la mañana, todos en mi casa estaban en el séptimo sueño, difícil que se despierten, pensé, así que me la jugué y en el auto de vuelta le dije, que se quedara conmigo… El sí me disparó el corazón.


Entramos en puntillas a mi pieza, paso 1: logrado. Lamentablemente chiquillas y chiquillos, tengo que reconocerles que el sexo no fue de lo más satisfactorio… Paso 2: fail… Es que la famosilla era un poco violenta para sus gustos, de hecho y me da vergüenza contarles esto, me dejó los pezones con heridas de tanto mordisqueo… Y yo, la verdad soy un poco más Candy para mis cosas, me gusta un estilo más suavecito y tierno, ya cuando hay confianza se puede jugar un poco más, volverse loquilla. Como a las 7:30 de la mañana le pedí que se fuera porque en cualquier momento despertaba mi mamá. Dormí todo el día y en la tarde – noche la llamé para que quedáramos como amigas.  Esa fue mi segunda aventurilla sexual por la noche… One night stand.


viernes, 20 de marzo de 2015

Parece que me viene mejor la heterosexualidad.

La historia con la voleibolista duró cerca de 6 meses y les mentiría al decirles que todo fue malo pero tampoco sería honesta si les relató un cuento de hadas, por algo no estamos juntas hasta el día de hoy.

Las mentiras empezaron desde el principio, primero por chat me dijo que se llamaba de una manera y me mandó la foto de otra persona, específicamente de su ex, que cabe la coincidencia que iba dos años más arriba que yo en la U. Esa se la dejé pasar porque cuando hablamos literalmente me vendió la pesca, o sea me dijo que lo había hecho porque le daba miedo mostrarse por chat. Entendible porque en realidad yo fui la pava que de una le mandé mi foto verdadera y mi nombre, al parecer es un no -no cuando estas conociendo gente por chat. En fin... Eso la verdad fue lo de menos, se conversó, y todo bien.

Segunda mentira: me contó que su ex efectivamente estudiaba en mi universidad y que habían terminado porque ella tenía una hija y no se atrevía a contarle a su familia ni menos a salir del closet así que la pateó (la ex a ella, no al revés) me dijo que igual había sufrido pero que le encontraba la razón al tener miedo así que la cosa terminó súper en buena onda y sin rabia u odio de por medio. Creíble hasta que un día le pido que me vaya a buscar a la universidad para irnos después a la casa de mi abuelita; como me llevaba mal con mi padrastro solía pasar temporadas en su casa para despejarme de la mala onda familiar. En fin, llegó a buscarme enferma de nerviosa, mirando para todos lados con cara de en cualquier momento va a quedar la cagá, y así no más fue, de repente aparece de la nada su ex gritándole, al medio del patio y pegándole manotazos en la cara... O sea terminaron súper bien... Yo estaba emputecida, tuvimos que salir corriendo por la parte de atrás de la U, humillación nivel Dios. Lo peor es que todos mis compañeros vieron el cuadro y nadie sabía que yo estaba entrando de lleno al mundo gay... Tuve que salir del closet en medio de un lesbianDrama de aquellos... Vergüenza total pero seguimos.

Mentira número 3: estoy soltera. Esa fue la que más dolió. Es que la mina no sólo tenía a su ex, que era una mujer sino que también tenía pololo... ¿Y saben cómo me enteré? Un día que estábamos en su casa me dijo: viene mi pololo así que hagamos como que somos amigas. Yo iba saliendo enojada obvio y el tipo iba entrando... Me tuve que quedar, todo el rato mirando el computador mientras el parcito regaloneaba. Esperé un rato y les dije que me tenía que ir. Lo peor es que la mina dejó al pololo tirado en su casa y me persiguió como tres cuadras hasta el paradero de micro. O sea si ustedes piensan que hubo drama en mi relación con la abogada esto ya era un show total. Demasiado fome.

Después de eso terminé con ella, estuvimos como 2 semanas sin hablarnos, pero la mina insistía e insistía... Nos juntamos y la perdoné... La verdad esos meses que estuve con ella me ayudaron a olvidar un poco a la abogada, estaba concentrada en que esta vez sí me resultara la relación.

Mentira cuatro: Más de una vez me tocó ir a buscarla a algún pub de Bellavista muerta de cocida, llevarla en taxi y a la rastra a su casa, escondiéndola de sus papás para que no la pillaran. En uno de esos cuentos estábamos cuando la mina entre curada y dormida me confiesa que me había sido infiel con un tipo. De nuevo me fui de su casa y otra vez me salió persiguiendo... Lo peor es que me subí a la micro y llegamos hasta la casa de mi abuelita con el show. Todo mal. Se quedó conmigo y para evitar problemas delante de mi familia corté la discusión. Al otro día me dijo que todo había sido mentira, que era para probar mi reacción y porque estaba picada por los mails que me pilló con la abogada. Ese fue un show aparte que les conté en el capítulo anterior.

Mentira cinco: después de volver a estar juntas todo anduvo súper bien, me presentó a sus amigas, empezamos a tener más sexo, por primera vez traté de hacerle sexo oral y les juró que fue horrible la mina tenía una pescadería en sus partes privadas, primera y última vez, lo peor es que después de hacer las tareas me tenía que devolver a mi casa para un almuerzo familiar donde un tío y mientras iba en la micro sentía un olor rancio en lo cara, tanto así que llegué a ducharme... Asqueroso lo sé, pero les estoy contando mi historia así que es lo que hay. En fin, ese olor me hizo sospechar cada vez más de la mina... 

Y bueno eso fue una anécdota más porque el punto final llegó una noche en la que una de sus amigas, con la que yo tenía muy buena onda, me llama y me dice que la voleibolista; que a todo esto me había dicho que iba a estudiar toda la noche, estaba carreteando con ella y otra mina, o sea que me estaba siendo infiel. Eran como las 11 de la noche, yo estaba acostada, me vestí, tomé un taxi y llegué al lugar... Ella con cara de nada, era una mentirosa experta... Yo la miré, le di un beso en la boca, me pedí un trago, me lo tomé y le dije: estamos claras que esto se acabó... Miré a la mina y le dije: suerte con ella porque es una mentirosa... Nunca más la vi... Otra vez mi mala suerte en el amor... Parece que me viene mejor la heterosexualidad.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Finales de marzo… Por favor bórrate de mi vida.

Y bueno, me metí el corazón al bolsillo, guardé a la abogada en el fondo del baúl de mis recuerdos y salí de vacaciones con mi familia, no les voy a negar que a veces en las noches me pegaba una llorada solita, pero durante el día, borrón y cuenta nueva, a pasarlo bien, a disfrutar de la playa, de mis hermanos y de mi mamá, el punto negro: mi padrastro que por más que intentara llevarme bien con él o soportarlo me era imposible… Pero ya les dije que mejor optar por llevar la cumbia en paz… Mejor disfrutar de lo bueno que estar enfocándome en lo malo…

Después de las 2 semanas en el sur volví a Santiago y me fui a Viña con unas amigas, nuevamente recibí un llamado de la abogada, estaba arrepentida, quería que habláramos, le dije que no… Que no quería verla más y que no me volviera a llamar… Corta, le grité, la traté pésimo, tenía tanta rabia… Más de la que se pueden imaginar… A esas alturas creía en todas las historias que el gordo me contó mientras estábamos juntas… Claro que tiempo después me enteré de toda la verdad… Una verdad que me cambió la vida, pero aún falta mucho para llegar a esa parte de mi historia… Así que volvamos a ese 2002 en el que esta adolecente rencorosa estaba herida y despechada… Los invito a seguir acompañándome en este viaje.

En Viña me porté pésimo, me agarré a un weón, intenté salir con él como por dos semanas pero de verdad cero atracción, es que ya estaba claro que no me gustaban para nada los hombres… Ya en Santiago a principios de Marzo empecé a entrar a algunos chat gay, a ver si saltaba alguna clavita por ahí que me sacara de la cabeza a la abogada y apareció la voleibolista. Una cabra bien bonita con la que me junté como a la semana de hablar por internet…

La primera junta fue en la tarde, una cerveza en bellavista, terminamos agarrando en un baño, no les voy a mentir, la mina me gustó y harto. Quedamos de seguir viéndonos, pero llegué a mi casa trastocada, me costaba creer que otra vez me había agarrado a una mina, me lo vomité todo, de puro nervio, estrés y miedo. Igual empezamos a salir y rápido nos pusimos a pololear. Ella estudiaba cerca de la Universidad de la abogada y varias veces sólo con la intención de que nos viera juntas fui a buscar al gordo y otras amigas a su U… Quería que la abogada viera que ya estaba bien, que nadie muere de amor y que la había superado, total ella no me amaba y nunca me había amado… Mi pequeña venganza.

Como al mes apareció de nuevo la abogada, pero vía email, me decía que todavía pensaba en mí, que quería estar conmigo, que se arrepentía de todo lo que me dijo y que hace rato ya había terminado con su pololo… Empezamos a hablar por esa vía algunas semanas, nunca le dije que estaba pololeando aunque sabía que ya se había enterado, era obvio, si me paseaba de la mano por su U con la mina nueva, pero en mi cabeza tenía dos personas: la que quería verla sufrir y la que añoraba sus besos. Pero estaba con la voleibolista, ella era mi polola ahora y tampoco quería hacerle daño. Pasábamos casi todos los días juntas, nos llevábamos súper bien, éramos amigas, la relación en realidad muy sexual no era, más que nada besos y algo de sexo, yo no entendía mucho por qué, pero pronto lo descubriría.

Esa historia se las contaré en el próximo capítulo, por mientras con la voleibolista estaba todo bien, la llevé a mi casa como una amiga y yo iba de la misma manera a la de ella… Claro una vez mi prima nos pilló duchándonos juntas, pero logré silenciarla porque era chica y no cachaba nada, sólo le inventé una mentira y se quedó tranquila, no sé si algún día le contó a alguien, pero en mi familia todos se quedaron callados.

Y mientras tanto seguía hablando por mail con la abogada, nos extrañábamos pero nunca nos propusimos juntarnos, las dos por ese tiempo nos conformábamos con hablar, obvio ella ya me había visto con la voleibolista por su universidad, sólo me pidió que no hiciera más eso, porque le dolía. Me preguntó si estaba enamorada, no le respondí. En esas conversaciones estábamos cuando mi polola me pilló los mail y me armó la grande, amenazó con terminar, me prohibió seguir con ese cuento, fue un escándalo de aquellos. Llamé a la bogada y le dije que no me escribiera más, que mi polola me había cachado y que no quería atados. Finales de marzo… Por favor bórrate de mi vida. 

lunes, 16 de marzo de 2015

La historia había llegado a su fin.

Debo haber pasado por lo menos una semana en estado de shock… Las heridas después de la caída me las curé fácil, primero seguí en la bicicleta hasta una plaza, saqué agua de una manguera y me lavé bien, después fui a la casa de mi abuelita, me metí a la ducha y luego terminé de desinfectarme con alcohol… Pero el forado en el corazón seguía abierto mientras mis heridas empezaban a cicatrizar. Navidad y año nuevo los pasé acostada, llorando a mares, con una depresión de los mil demonios.

Mientras tanto la abogada pasaba las fiestas navideñas en el campo con su familia materna y año nuevo en el norte junto a su papá y hermanos… Ella celebrando, pasándolo bien, por lo menos eso pensaba, y yo escondida entre mis sábanas con unas ganas tremendas de cortarme las venas y juntando cada día más odio…

Hasta que dije no más, me fui sola mi alma a una disco gay y me agarré a una mina, flaite como ella sola la pobre, al nivel de que cuando terminó el carrete me fui con ella y unas amigas a su casa, no tengo idea ni a donde quedaba, pero lo pasamos re bien, nos acostamos y lamentablemente mi primera vez no fue ni cercana a lo que esperaba, primero porque estaba ebria como guasca, o sea al nivel de que apenas me acuerdo de lo que hicimos o como fue… Y segundo porque no podía dejar de pensar en la abogada. Lo terrible de la historia es que a la mañana siguiente empiezan a golpear la puerta de calle locamente, como estaba en a cocina buscando algún líquido para sobrevivir a la caña fui a abrir y lo primero que veo es un puño directo a mi cara… Qué pasa? Grité, aparecieron todas las amigas y una empieza a defenderme, Andrea parece que se llamaba, déjala tranquila ella no estaba conmigo. Mentirosa gritaba la otra loca. Yo agarré mis cosas y me fui, el problema es que de verdad no tenía idea donde estaba y ahora tenía las costras de la caída en bicicleta, el corazón roto, y un cachete moreteado… De mal en peor… Busqué un paradero de micro, pregunté hacia donde me llevaba o que tenía que tomar para acercarme al centro, gracias a Dios fue menos difícil de lo que pensé cuando salí de esa casa... Llegué a mi departamento con la sensación de que lo mejor que podía hacer era seguir escondida entre mis sábanas…

A mi mamá le inventé que me pegaron un codazo bailando y que me había quedado a dormir en la casa del gordo… Pronto nos íbamos de vacaciones al sur y aunque tenía cero ganas de ir, la cosa no era opcional por lo que opté por llevar la cumbia en paz.

Días antes de mis vacaciones me llamó la abogada, - esto ya a finales de enero o principios de febrero; pidiéndome disculpas por lo que me dijo, aunque estaba herida el amor era más fuerte que el orgullo y acepté juntarnos a conversar… Al rato me llamó el gordo para contarme que la abogada estaba pololeando con un vecino (no el mismo que supuestamente se había agarrado en el campo, otro) se me cayó el mundo… Pero en vez de llamarla y mandarla a la mierda prefería esperar a juntarnos y preguntarle cara a cara si el cuento era verdad.

Ya de noche llegó a buscarme, quería que nos fuéramos a tomar algo, pero le dije que no, le pedí que nos estacionáramos en una de las calles cercanas a mi departamento y que conversáramos. Ya ubicadas le pregunté directamente si era verdad que estaba pololeando con un weón, esperaba una respuesta negativa, rezaba porque esa fuera otra de las mentiras del gordo, sin embargo me dijo que sí… Que era verdad y que la disculpara, que ella de verdad me amaba pero que no era capaz de asumir su lesbianismo. Yo le dije: Ok, no importa, y de puro picada le conté que me había acostado con otra mina… Me miró con esos ojos de pena tan expresivos que tenía y me dijo, ok, no tengo el derecho a decirte nada ni sacarte en cara nada.

Le pedí que terminara con el tipo, que se quedara conmigo, le di un beso, la miré y le pregunté si con el sentía lo mismo, ella me dijo que no. Entonces termina con él le dije. No puedo me respondió. Para qué les voy a mentir, esa noche agarramos, lloramos, nos tocamos pero las dos sabíamos que era nuestra despedida, que después de esas horas juntas nuestra historia de amor se acababa y que no había nada que hacer al respecto. Ser lesbiana era más de lo que en ese momento de su vida la abogada era capaz de asumir.


No les voy a negar que una vez que llegué a mi casa y después de llorármelo todo, empecé a juntar un odio tremendo y aunque les cueste creer, tengo una capacidad increíble de sacar de mi vida a la gente, aunque me dolía en el alma y pucha que me dolió, la abogada estaba muerta y enterrada para mí, sin vuelta atrás… La historia había llegado a su fin.

jueves, 12 de marzo de 2015

Ensangrentada, moreteada y con el corazón roto

Si la abogada tiene una virtud, esa es su paciencia y capacidad de perdonar. No sé cómo lo hace pero tenía un nivel de tolerancia altísimo. Eso sí igual me hizo sufrir su resto, se demoró como cinco días en llamarme, les juro que casi me desmayo cuando escuché su voz, en un momento me pasé el rollo de que no me iba a llamar más, es que en honor a la verdad yo la hubiera visto, así de frente con otra persona, hombre o mujer y que corran porque me acrimino… Pero bueno, la cosa es que me llamó, dejó el orgullo de lado, cosa que yo no hice y tomó el teléfono para marcar mi número…  Cuando contesté le dije al tiro juntémonos, no hablemos por teléfono por favor. Ella me llamaba exactamente para lo mismo. También quería verme y conversar cara a cara.

Como ya se había hecho costumbre, me fue a buscar a mi departamento y primero decidimos estacionamos un rato en una calle cercana, para aclarar de una ciertos puntos… De verdad yo lo único que quería era abrazarla, tocarla, darle besos y rogarle que dejáramos de lado todo lo malo, todo lo que pasó, los celos y las inseguridades. Es que en esos días también tuve tiempo para pensar y recapacitar, al final agarrarme al Crespo, creerle al gordo y pelear con la abogada eran parte de un auto boicot para terminar con esa relación lésbica que me tenía aterrada, una estupidez de marca mayor, lo sé, pero los que han vivido algo parecido podrán entender que la cosa es bien difícil. Hoy quizás no tanto o un poco menos que antes, pero lo que les estoy contando pasó hace 14 años, en un Chile mucho más homofóbico y conservador.

En fin, sigamos, mientras conversábamos le hacía cariño en el brazo y podía sentir esa electricidad que te recorre entera, que te eriza la piel y se transforma en mariposas en la guata. Tocarla me trasladaba al paraíso, me alejaba de todos los miedos e inseguridades, llegaba a un mundo de paz, en el que el tacto y las miradas lo eran todo, en el que sólo ella y yo importábamos, es una sensación mezcla de mariposas en el estómago con una especie de opresión en la garganta que algunas veces te provoca ganas de llorar como de la emoción… Me puse romántica parece. Bueno, así me sentía y qué quieren que les diga, llegó un momento en el que no aguanté más tantas conversa y le di un beso, al principio ella no quería, teníamos harto que hablar todavía, pero igual yo sabía que tenía en su interior las mismas ganas locas de tocar estos labios carnocitos… Así que insistí hasta que me resultó. Tampoco es que me haya costado tanto, un par de miradas y unas palabras tiernas suavecitas y listo, siempre caen redonditas.

Como la calle estaba oscura y vacía aproveché de tocarla por debajo de la polera, intenté meter mis manos en su pantalón, quería sentir esa humedad que a mí me consumía cada vez que estábamos juntas, cada vez que la besaba, incluso cada vez que la veía. Pero ella no estaba lista y me pidió que parara… Aunque me costó la respeté. 

Yo creo que para distender un poco el momento, siempre tenso cuando a una le cortan la inspiración en pleno momento sexual, me invitó a tomar un trago, fuimos a un bar, honestamente no me acuerdo cual, sólo sé que seguimos hablando de todo, de la vida, del mundo, de nuestras familias y de las ganas que teníamos de que nuestro amor durara para siempre, decidimos dejar de escuchar pelambres, me dijo que ella en el fondo de su corazón sabía que era el gordo el que estaba detrás de todas las historias de infidelidad que le habían endilgado y me pidió que confiara en ella, que no creyera más en sus cahuines  porque él estaba celoso y quería separarnos para volver a ser el centro de nuestra atención. Le encontré razón así que en eso quedamos. Les juro que después de esa noche pensé que todo estaba arreglado, que comenzaríamos de nuevo y que seríamos capaces de enfrentar lo que fuera para estar juntas.

Durante algunas semanas estuvimos increíblemente bien, nos alejamos del gordo y del grupo de amigos para empezar, esta vez de verdad, a armar algo juntas, como pareja. Seguíamos viéndonos en las mañanas en mi departamento, el sexo continuaba siendo de la cintura para arriba, porque la verdad después del no rotundo en el auto no me atreví a insistir más, igual yo era virgen, ella había estado con un hombre antes y tocándonos les juro que con el puro roce tenía unos orgasmos increíbles,- por lo menos en ese momento, porque ahora que conozco harto más del mudo de la sexualidad nica aguanto unos simples toqueteos-. En fin, tocarla, sentir sus pechugas, darle besos, rozar con mis labios sus pezones, era erotismo puro.

Bueno, como les decía estuvimos increíblemente bien un par de semanas, pero de un día para otro la abogada cambió en 180 grados, del cielo a la tierra. Comenzó a dejar de ir a verme en la mañana con la excusa de que estaba en periodo de exámenes en la U, de a poco dejó de llamarme y de contestar mis llamados. Un día después de varios sin vernos; a todo esto ya estábamos cerca de Navidad; le rogué que nos juntáramos a conversar, quería saber qué le pasaba, no entendía nada, pero era obvio que algo andaba demasiado mal.

Ella me decía que no podía, que tenía mucho que estudiar, que se iría al campo con su familia a pasar las fiestas y que después nos viéramos. Me enojé, pero de esas rabias con pena, quería verla, estar con ella. Le corté el teléfono y salí llorando a andar en bicicleta para despejarme y para que mi familia no me viera mal.

Ella me volvió a llamar un rato después, sus palabras nunca más las olvidé y hasta el día de hoy me acuerdo y me duelen:

-    Mira, la verdad es que  no quiero verte más, no te amo, no te voy a amar y nunca te amé.

Fue tanta mi impresión que mientras me decía esas palabras me caí en la bicicleta, choqué la punta del manubrio con una señalética y volé de una esquina a otra, quedé ensangrentada, moreteada y con el corazón roto.

martes, 10 de marzo de 2015

Otra vez extrañándola

Si están enamorad@s me entenderán que lo más difícil del mundo es estar lejos de la persona que uno ama, por lo que esas tres semanas sin ver ni hablar con la abogada me tenían destruida, lo peor es que no podía hablar con nadie, el gordo me decía que me olvidara de ella, que la cortara con el tema que la mina no me quería ver más después de lo que hice, me alejé de todos, pasaba los días de la U a la casa, me encerraba en la pieza y lloraba. No sabía qué hacer, no me atrevía a llamarla, mi orgullo no me dejaba. Entremedio estuve de cumpleaños, no hice nada, una torta obligada con mi mamá y mis hermanos y de nuevo a encerrarme. Estaba todo lo que es en depresión.

La hermana del gordo empezó a preocuparse, según yo ella no tenía idea de nada, me llamaba casi todos los días para que nos juntáramos, le decía que no. Hasta que una noche me llamó tarde, cerca de las 11, y me dijo que sabía todo, que su hermano le había contado y que en su casa había una junta con amigos de todos, está la abogada, me dijo. Ven y habla con ella, no seas orgullosa.

Me duché, vestí, tomé un taxi porque igual vivíamos lejos y partí al carrete. Cuando llegué la abogada a penas me saludó y yo me hice la interesante así que tampoco la pesqué. Me fui a conversar con la hermana del gordo, igual teníamos que hablar, o sea éramos las mejores amigas y no le conté. Le expliqué que no me atrevía, que me daba miedo perderla a ella y al resto de mis compañeros del colegio, eran todo mi mundo, ya había entrado a la U pero mis amigos de la vida eran ellos. Como su hermano era gay, el tema de verdad no era importante para ella, hablamos harto y todo bien, me aconsejó sobre la abogada, aunque en realidad no le caía bien.

La razón que mi amiga tenía para tenerle mala onda a la abogada era casi ridícula, es que cuando su hermano salió del closet toda la familia no encontró mejor excusa que culparla a ella, decían que le hacía pantalla para engañarlos, que iban juntos a lugares gay (cuando jamás habían ido), etc, en definitiva que lo ayudaba a mentir. Eran y son gente extraña, claro que yo en ese momento no me daba cuenta, los quería como hermanos.

En fin, después de la conversación junté fuerzas y fui a buscar a la abogada, estaba en la cocina con el gordo muerto de borracho, apenas se podía el cuerpo, o sea al nivel que se sentaba en una silla y se iba para el lado, no tuvimos tiempo ni para tirarnos mala onda o alguna pesadez, igual me asusté, nunca había visto así al gordo. Lo llevamos a rastras a acostarse, entre las dos como pudimos con un gallo de más de 130 kilos casi peso muerto arriba de nosotras, momento épico por lo del terror que fue. Logramos tirarlo arriba de su cama y nos quedamos ahí cuidándolo y conversando.

Hablamos de la infidelidad, me juró una y otra vez que nunca estuvo con su amigo ni con la ex, no paraba de decirme que no entendía por qué yo pensaba eso; jamás le dije que el gordo me había asegurado que en una ocasión él la vio y en la otra ella misma le contó, no quería que se pelearan por mí y tampoco entendía mucho lo que estaba pasando. Quise creerle a ella, me explicó una y otra vez las dos historias, me dijo que me quería y que nunca hubiera sido capaz de hacerme algo así, con esas palabras obvio que me derretía.

Pero obvio, no era la única que tenía que dar explicaciones, o sea después de mi pastelazo ella también quería la respuesta a varios por qué. El problema fue que no tenía como negar lo que hice, a ella no le contaron ninguna historia, me vio con sus propios ojos.

Me preguntó por qué me había agarrado al crespo, le dije que de picada por un lado y porque quería olvidarme de ella por el otro, no es fácil explicar esos sentimientos, son una mezcla entre rabia, venganza, instintos homicidas y dolor, el tipo de emociones que te empujan a hacer cosas estúpidas.

Bueno, más o menos así traté de explicarle los por qué de lo que hice, quería llorar y abrazarla, hice lo segundo, le pedí disculpas, y pucha que me costó, traté de darle un beso pero me corrió la cara. Me dijo que ella tampoco estaba segura. Que no quería sufrir, que la dejara pensar un tiempo. De nuevo, varios días sin verla ni hablarle. Otra vez extrañándola.

domingo, 8 de marzo de 2015

El pastelito que me estaba mandando

(Amig@s, como estuve dos semanas alejada del blog, les dejo un capítulo extra para resarcir un poco mi ausencia, luego seguimos con nuevas historias martes y jueves. Espero les guste) 


Cuando la abogada llegó de su “famoso” viaje a las cruces yo no quería verla ni en pintura, por teléfono le dije que mejor termináramos todo, que no iba a perdonarle una segunda infidelidad; acuérdense que el gordo me había dicho que en el viaje a la parcela se agarró a su amigo; yo estaba enfurecida, quería creerle a ella, pero no podía, es que dicen por ahí que cuando el río suena es porque piedras trae, y ¿Cómo un amigo de tantos años me iba a mentir descaradamente dos veces? ¿Para qué?, la verdad hasta el día de hoy me lo pregunto.

Bueno, el asunto es que terminamos, no quería verla más y a pesar de que ella me contó su versión, para mí ya era demasiado dolor y preferí dejar las cosas hasta ahí. Claro que estaba enferma de enojada, picada y triste por un lado, pero enferma de enamorada por el otro. Les juro que sólo quería retroceder el tiempo y volver a ser yo, la de antes, o sea: una heterosexual que nunca se había enamorado. ¿Y cuál fue la solución para eso? Obvio, que en mi mente infantil: agarrarme a algún amigo de esos que sabía que les gustaba y que no tenían idea de mi aventurilla lésbica. Y así lo hice, claro que no contaba con la jugadita que se venía por parte del gordo y su hermana.

Todo lo que les cuento habrá pasado un lunes, no me acuerdo exactamente, con la abogada no hablamos en toda la semana, yo me lo lloré todo, y el viernes me llaman el gordo y su hermana (que les recuerdo había sido mi compañera de colegio) para invitarme a bailar a una discotheque que había en la reina alta, se llamaba Casa Milà. Ya poh, ¿en qué topamos? Iban varios amigos del colegio, así que era la ocasión perfecta para encontrar al clavo que me sacara del corazón a la abogada. Hicimos una previa en la casa de los chiquillos (el gordo y su hermana) y partimos a mover el esqueleto.

Llegamos nos compramos unos copetes y nos fuimos al dancing, estaban todos mis amigos, lo pasamos increíble, no vi en harto rato al gordo, tampoco me preocupé de donde estaba, hasta que apareció el crespo, mino todo el rato, pero enfermo de perno, yo sabía que le gustaba desde el colegio así que me lo agarré, corta, besos, bailar, un copete, más besos y de repente miro hacia arriba; la discotheque tenía varios pisos, y apoyada en una baranda estaba la abogada, mirándome fijo. Se me congeló todo. O sea, antes de aceptar la invitación le pregunté al gordo si ella iba a ir y él me dijo que no la había invitado.

En mi mente loca, de enojada que estaba con ella, me imaginé que me andaba siguiendo, subí las escaleras, dejé al crespo ahí solo y fui a mandarla lo que es a la cresta.

-           - ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Me estás siguiendo? ¿Qué te pasa? Le decía a gritos.
-           - ¿Y tú, qué onda te estás agarrando a un weón?, me respondió.
-           -  Tú no te metas, nosotras no somos nada.
-           -  Ok, me dijo, has lo que quieras. Pendeja. Y se fue con el gordo, a donde no tengo idea.

Me imagino que a estas alturas se preguntarán ¿Cómo llegó la abogada justo al lugar donde estaba agarrándome a un tipo? Los que usualmente me leen, ya habrán sacado sus propias conclusiones. Bueno, lógico, fue el gordo. Les explico, yo  que le contaba todo, le había dicho que me quería agarrar a alguien para decirle chao definitivo a la abogada, esa noche que fuimos a bailar se lo repetí. Y él, de verdad para mí, con un nivel de maldad que no le conocía, fue a buscar a la abogada, según él porque yo estaba y así podríamos ponernos en la buena. La pobre fue con toda la intención de tratar de arreglar las cosas entre nosotras y termina viendo el tremendo pastelito que me estaba mandando.


Si tengo un defecto, ese es que soy enferma de orgullosa, pedir disculpas para mí es demasiado difícil, ahora con el paso del tiempo he aprendido a agachar el moño cuando me equivoco, pero a los 18 años casi 19, muy poca gente lograba sacarme una disculpa.  Y con la abogada no fue la excepción, después del numerito de la disco debemos haber estado por lo menos 3 semanas sin vernos. Y les juro que a extrañaba como nunca a nadie, pero de verdad me era humanamente imposible llamarla y pedirle disculpas.