Bueno, les contaba que Dieguito estaba pololeando con un
chiquillo y que los dos estaban muy pero muy adentro del closet, la cosa es que
estaban tan perseguidos que al final optaron por terminar, es que de verdad era
mucho el rollo y sus familias eran cuáticas a nivel extremo, sobretodo la del
pololo. Yo seguí siendo amiga de los dos es que el grupo estaba armado y de
verdad lo pasábamos la raja, a tal nivel que ellos a pesar de que terminaron
siguieron juntándose a carretear. Éramos súper pernos, nuestras juntas se
hacían en una casa, veíamos películas de terror, conversábamos, onda muy geek.
Igual vivíamos todos cerca y yo me iba por lo general
caminando a mi casa en la noche después de juntarnos, me acuerdo que una vez
vimos esa película matanza de Texas; algo así era el nombre, y después me fui
solita a mi casa como a las 3 de la mañana, es que les juro que no podía tener
más miedo, ya veía que en cualquier esquina me aparecía un weón enmascarado con
una cierra a descuartizarme, o sea me fui caminando como 8 cuadras planeando la
forma de escapar de mi asesino inminente. A ese nivel de perna era.
En fin, lo pava se me pasó poco tiempo después y me fui para
el otro lado. Me convertí en una rockera empedernida, que odiaba el amor y
buena para el copete, pero esa, es una historia que viene más adelante. Ahora
sigamos con mi etapa de niña buena y tranquilita en búsqueda de la mujer de mi
vida, o del hombre.
El ahora ex pololo de Dieguito tenía una amiga que estudiaba
agronomía, no era la media mina, pero tampoco fea, es que igual después de la
pendex y su amiga; a las que no vi más, la vara en cuanto al físico me quedó
súper alta. Tema que de verdad nunca me ha importado mucho, la idea es pasarlo
bien, tener temas en común, reírse harto y lógico que el sexo sea entretenido.
Y ahí estaba la agrónoma cumpliendo todos esos requisitos. Pero en paralelo
estaba el odontólogo, un chiquillo guapo, amoroso, buen amigo y súper buena
persona. A ese grupo yo entré como lela confundida, o sea a él nunca le escondí
nada y así todo le empecé a gustar. Me invitó a salir varias veces, hasta que
un día dije ¿por qué no? Probemos. Honestamente lo pasé bien en la cita y el
cabro me atraía, pero también me gustaba su amiga agrónoma. Feroz embrollo Dior
mío…
Pero les recuerdo que en esa etapa andaba ultra urgida y
asustada por lo que había pasado con mi padrastro y lo único que quería era ser
una mina heterosexual, así que decidí darme una oportunidad con el odontólogo,
total no tenía mucho que perder y era el candidato perfecto para enamorarme y
hacerme olvidar la etapa lésbica de mi vida, o por lo menos convertirla en una
buena anécdota para contar.
Igual la agrónoma y yo habías tenido un par de encuentros cercanos
del tercer tipo, pero pocas veces y con un poco de copete encima, nada serio ni
comprometedor, pero igual quería hacer las cosas bien, así que le conté lo que había
pasado al odontólogo y él mismo me pidió que conversara con ella y le dijera
que nosotros íbamos a intentar empezar una relación. De la casa del odontólogo
me fui directo a la de la agrónoma para contarle todo y decirle que no podía
volver a pasar nada entre las dos.
Cuando llegué la mina me estaba esperando con una botella de
vino para amenizar la conversación –algo le había adelantado por teléfono, además
ella sabía que con su amigo teníamos onda-, bueno la cosa es que le conté todo,
lo de mi padrastro, el miedo que me daba hacer sufrir a mi vieja y las ganas de
empezar una relación heterosexual. Me dijo que encontraba feo que utilizara a
su amigo para eso, pero que ella no tenía nada que hacer si él estaba de
acuerdo y quería arriesgarse a estar conmigo, que ella no se metería en nada y
me dejaría hacer lo que yo pensaba era mejor para mí.
Estábamos sentadas en un sillón, ella vivía sola, me dio un
discurso largo, como de 15 minutos sobre su opinión del tema, me dijo que le
gustaba pero que no me podía obligar a estar con ella, de repente un silencio
eterno, al principio incómoda, no sabíamos que más decir, luego me empezó una
sensación de mariposas en la guata terrible, quería darle un beso. Me puse de
pie, le dije que me tenía que ir, me agarró del brazo, pero empujó al sillón y
me dio un tremendo beso. Terminamos tirando en la alfombra, fue uno de esos
momentos de pura pasión. Estuvimos juntas toda la noche mi celular sonó varias
veces, sabía que era él, no quise contestar. Cuando terminamos me llené de
culpa. No alcancé a estar una hora siendo heterosexual y más encima hice lo que
tanto le critiqué a mi padrastro. En la mañana me desperté angustiada. Me vestí
calladita, llamé al odontólogo y me fui a su casa para contarle todo. Para mi
sorpresa me dijo que igual lo quería intentar. Pero yo sabía que estaba cagada,
imposible sentir alguna vez por un hombre las cosas que me pasaban con las
mujeres. Le pedí perdón, le dije que no podía estar con él. Que fuéramos
amigos. Salí de su casa con un nudo en la garganta, llamé a la agrónoma y le
pedí que me diera un tiempo para pensar, algunos días sólo para mí.
Hay maneras difíciles de asumirse. Para nadie es fácil esa etapa pero tu... La cagaste jajajajajajajajsjsjaja
ResponderEliminarLo de mi padrastro me dejó loca. Después de eso estuve varios años haciendo puras weás...
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