martes, 10 de marzo de 2015

Otra vez extrañándola

Si están enamorad@s me entenderán que lo más difícil del mundo es estar lejos de la persona que uno ama, por lo que esas tres semanas sin ver ni hablar con la abogada me tenían destruida, lo peor es que no podía hablar con nadie, el gordo me decía que me olvidara de ella, que la cortara con el tema que la mina no me quería ver más después de lo que hice, me alejé de todos, pasaba los días de la U a la casa, me encerraba en la pieza y lloraba. No sabía qué hacer, no me atrevía a llamarla, mi orgullo no me dejaba. Entremedio estuve de cumpleaños, no hice nada, una torta obligada con mi mamá y mis hermanos y de nuevo a encerrarme. Estaba todo lo que es en depresión.

La hermana del gordo empezó a preocuparse, según yo ella no tenía idea de nada, me llamaba casi todos los días para que nos juntáramos, le decía que no. Hasta que una noche me llamó tarde, cerca de las 11, y me dijo que sabía todo, que su hermano le había contado y que en su casa había una junta con amigos de todos, está la abogada, me dijo. Ven y habla con ella, no seas orgullosa.

Me duché, vestí, tomé un taxi porque igual vivíamos lejos y partí al carrete. Cuando llegué la abogada a penas me saludó y yo me hice la interesante así que tampoco la pesqué. Me fui a conversar con la hermana del gordo, igual teníamos que hablar, o sea éramos las mejores amigas y no le conté. Le expliqué que no me atrevía, que me daba miedo perderla a ella y al resto de mis compañeros del colegio, eran todo mi mundo, ya había entrado a la U pero mis amigos de la vida eran ellos. Como su hermano era gay, el tema de verdad no era importante para ella, hablamos harto y todo bien, me aconsejó sobre la abogada, aunque en realidad no le caía bien.

La razón que mi amiga tenía para tenerle mala onda a la abogada era casi ridícula, es que cuando su hermano salió del closet toda la familia no encontró mejor excusa que culparla a ella, decían que le hacía pantalla para engañarlos, que iban juntos a lugares gay (cuando jamás habían ido), etc, en definitiva que lo ayudaba a mentir. Eran y son gente extraña, claro que yo en ese momento no me daba cuenta, los quería como hermanos.

En fin, después de la conversación junté fuerzas y fui a buscar a la abogada, estaba en la cocina con el gordo muerto de borracho, apenas se podía el cuerpo, o sea al nivel que se sentaba en una silla y se iba para el lado, no tuvimos tiempo ni para tirarnos mala onda o alguna pesadez, igual me asusté, nunca había visto así al gordo. Lo llevamos a rastras a acostarse, entre las dos como pudimos con un gallo de más de 130 kilos casi peso muerto arriba de nosotras, momento épico por lo del terror que fue. Logramos tirarlo arriba de su cama y nos quedamos ahí cuidándolo y conversando.

Hablamos de la infidelidad, me juró una y otra vez que nunca estuvo con su amigo ni con la ex, no paraba de decirme que no entendía por qué yo pensaba eso; jamás le dije que el gordo me había asegurado que en una ocasión él la vio y en la otra ella misma le contó, no quería que se pelearan por mí y tampoco entendía mucho lo que estaba pasando. Quise creerle a ella, me explicó una y otra vez las dos historias, me dijo que me quería y que nunca hubiera sido capaz de hacerme algo así, con esas palabras obvio que me derretía.

Pero obvio, no era la única que tenía que dar explicaciones, o sea después de mi pastelazo ella también quería la respuesta a varios por qué. El problema fue que no tenía como negar lo que hice, a ella no le contaron ninguna historia, me vio con sus propios ojos.

Me preguntó por qué me había agarrado al crespo, le dije que de picada por un lado y porque quería olvidarme de ella por el otro, no es fácil explicar esos sentimientos, son una mezcla entre rabia, venganza, instintos homicidas y dolor, el tipo de emociones que te empujan a hacer cosas estúpidas.

Bueno, más o menos así traté de explicarle los por qué de lo que hice, quería llorar y abrazarla, hice lo segundo, le pedí disculpas, y pucha que me costó, traté de darle un beso pero me corrió la cara. Me dijo que ella tampoco estaba segura. Que no quería sufrir, que la dejara pensar un tiempo. De nuevo, varios días sin verla ni hablarle. Otra vez extrañándola.

2 comentarios:

  1. Nooooo al menos dejaste el orgullo de lado :) pucha y hoy supongo q continua esta historia.... Espero q no hayan pasado meses. Slds

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    1. Pucha que me costó dejar el orgullo de lado, pero lo logré... Aunque las cosas no salieron como pensaba :(

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