Antes de enterarme que mi mejor amigo era gay, un poco
después de que mi compañera de colegio me preguntara en el pijama party si era
lesbiana, estábamos un grupo de amigos en la casa del gordo, - mi mejor amigo-,
ahí estaba la abogada (así la voy a llamar de ahora en adelante, aunque no era
todavía pero estaba estudiando derecho), el gordo y ella eran compañeros de
Universidad, yo iba en tercero medio y estaba a pocos días de irme de gira de
estudios. Bueno la cosa es que esa noche fue quizás el momento más extraño que
he vivido, demasiado potente y a esas alturas inexplicable para mí, recuerdo
que estaba sentada en el suelo, al frente tenía al gordo que estaba sentado en
su cama y a la abogada en una silla a los pies de la cama, conversamos de todo
esa noche, con la abogada como no nos conocíamos casi no nos pescábamos, -
habían como 7 personas -, hasta que en un momento se cruzaron nuestras miradas,
- no se sí fueron segundos o minutos-, pero supe que estaba viendo a los ojos
del amor de mi vida, durante esos instantes se me olvidó que era mujer, que
también yo era mujer, sólo sentí que miraba los ojos de mi alma gemela...
Seguro fue un instante, pero tan eterno que hoy 15 años después todavía no
olvido.
De esa historia pasaron 2 años hasta que el gordo me contó
que era gay, nos separamos varios meses mientras él estaba de viaje en Estados
Unidos. Cuando volvió me invitó a comer, esa noche le dije que estaba preparada
para conocer más de su mundo, ya había pensado bastante y quería reconocerme
también a mí... Le conté también que tenía serias dudas, porque eran dudas en
ese momento, no me estaba haciendo la tonta, de que era lesbiana, el gordo no
lo podía creer, si como les contaba antes yo era bien polola cuando chica, pero
como era mi amigo y me seguía en todas, me apoyó… Le pedí que invitara a la
abogada y fuéramos los tres a bailar a una discotheque gay… Él se sorprendió,
quizás no pensó que me acordaba de ella, nunca le dije nada de lo que me pasó
esa noche hace años, sólo le insistí en que la llamara... Según yo era mi alma
gemela y aunque no sabía si ella era lesbiana, quería que fuera mi primer beso
con una mujer.
La abogada era bien buena para carretear así que como se dice
prendió con agua, la pasamos a buscar
y nos fuimos al Fausto, una disco gay
que queda en providencia cerca de Bellavista, si no me equivoco la más antigua
del país. Yo estaba enferma de nerviosa pero obvio haciéndome la top, no te
pesco, vamos a carretear nada más…
Llegamos a Fausto nos
sentamos en una mesa a tomarnos un trago antes de ir a bailar, conversamos de
cualquier cosa, hasta que el gordo nos empezó a contar de sus aventuras gay en
Estados Unidos, como que ahí la cosa se anduvo relajando, nos reímos harto y de
repente la abogada comienza a contar que durante los últimos meses se había
estado dando unos besitos con una mujer, pero que las cosas se comenzaron a
complicar, que te quiero y que no te quiero, nos habló de una carta que le escribió,
bien bonita, no me acuerdo mucho el contenido pero sé que me gustó… Ellas ya no
estaban juntas, no tenían nada y yo dije… Listo, esta es la mía… Vamos con todo
que de esa noche no pasaba…
Y que onda la abogada??? Al final se quedan juntas???
ResponderEliminarQue siga la segunda parte de la historia
ResponderEliminarEl martes les cuento la historia paralela de cuando conocí a la Ana Torroja y el viernes sigo con lo que pasó con la abogada...
ResponderEliminarEs como leer mi historia compartimos los mismos amores platónicos, buenísimo blog.
ResponderEliminarHola!!!! Muchas gracias!!!!!
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