miércoles, 15 de abril de 2015

10 meses encerrada, sin siquiera salir de la casa.

Después de ese episodio pasé las penas con más carrete, el tema pasó de tirarme unas líneas en la noche, mientras trabajaba a comprar para andar dura todo el día. Me estaba borrando, haciendo una auto eliminación.  Un fin de semana, mi compañera de departamento tenía que viajar a Valparaíso con sus amigos, así que pidió permiso en el bar. Yo trabajé ese sábado en la noche y la idea era viajar a las 7 de la mañana del domingo en el primer bus que saliera a Valpo, por lo que en vez de irme a dormir después de la pega me fui a carretear con un grupo de clientes.

No me pregunten a dónde fui ni como sobreviví esa noche, lo único que sé es que nunca había visto tanta droga junta, de verdad fue la noche más loca y excesiva de mi vida. Ni siquiera me acuerdo cómo tomé el bus para llegar a Valpo, lo único que sé es que cuando entré a la casa de mi compañera de depa, me llevó a su pieza y me dijo que me acostara a dormir para que estuviera viva para la noche. Debo haber llegado tipo 11 de la mañana y dormí hasta como las 7 de la tarde cuando la periodista me fue a despertar con un pan con queso un té y súper enojada. Me dijo, come dúchate porque estás pasada a copete, vístete y salgamos a caminar, necesito conversar contigo. Le hice caso calladita.

Fuimos a un mirador, nos sentamos a ver la puesta de sol, me tomó de la mano, empezó a hacerme cariño en la cara, miró para todos lados y me dio un beso suave en los labios. Quedé pálida. ¿Qué onda? Le pregunté. Ella me respondió: mira es verdad que el hecho de que tú seas mujer me complica, también es verdad que si fueras hombre yo podría pololear contigo, pero lo que no te dije, porque no sabía cómo enfrentarlo, es que yo jamás podría estar con una persona que se está hundiendo. Y te lo digo como amiga, continuó, yo te adoro y no puedo quedarme callada siendo testigo de cómo tú destruyes tu vida. Caíste bajo y no puedes seguir así. Esa, es la mayor razón por la cual yo jamás me la jugaría por tener una relación contigo. Me quedé muda, mirándola, escuchándola, no sabía qué contestar. Al rato, le pedí que me mirara a los ojos y le prometí que no volvería a consumir drogas. Ella me respondió: hazlo por ti. No por mí.

Esa noche fue súper emotiva, se cumplían cuatro años de la muerte del papá de mi compañera de departamento y organizó una ceremonia súper bonita con su familia y amigos más cercanos. Por eso estábamos todos en Valparaíso. Lloramos y nos reímos, fue mágico y de verdad sentí las fuerzas para dejar las drogas y alejarme de todo eso que parece que de verdad me estaba haciendo más mal de lo que me daba cuenta.

El martes ya estábamos de vuelta en Santiago y preparándonos para ir a trabajar, tenía un dolor de guata que apenas podía aguantar, estaba angustiada y me dolía la cabeza, todo porque durante el fin de semana en Valpo, me repetía una y otra vez que nunca más iba a jala. Quería auto convencerme de que podía hacerlo.

Llegamos al bar, de una me ofrecieron tirarme un par de líneas para levantar el ánimo, dije que no y me mantuve firme a pesar de que veía como corrían la coca por todos lados, hasta que tipo dos de la mañana el dolor de guata se transformó en un ataque de colon insoportable, terminé doblada en el piso de la cocina sin poder pararme. Hablé con mi jefa y con mi compañera de departamento. Les expliqué que me tenía que ir donde mi mamá para nunca más volver. Las dos se enojaron, es que no me porté bien con ellas, pero lamentablemente era lo que tenía que hacer, lo dejé todo botado, trabajo, departamento y amigos, para nunca más volver.


Mi compañera y su mamá se encargaron de devolver el departamento, les dejé el pago del último mes y todas mis cosas, tenía que desaparecer de ahí para poder limpiarme y terminar para siempre con el cuento de las drogas y el exceso de copete. Esa noche llegué a mi casa de madrugada, le dije a mi mamá que estaba enferma y que quería volver a vivir con ella. Me recibió con los brazos abiertos y me pasé, sin contarle las verdaderas razones 10 meses encerrada, sin siquiera salir de la casa.


2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Definitivamente era lo que tenía que hacer, pero no me arrepiento de esa época, me sirvió para aprender, crecer y hoy poder contar mi historia.
      Un abrazo!

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