Esa noche me costó dormir, estaba emocionada y confundida, es
que después de 7 años que llegue una persona y te diga así, de rompe y raja,
que te ama es cuático y no me lo esperaba ni en mis mejores sueños, menos que
esa persona fuera la abogada, el único ser humano, además de mi familia a quien
alguna vez amé. Me sentía atrapada entre las ganas de seguir viéndola, de ver
qué pasaba entre nosotras y las historias que me contaron el gordo y sus
amigas. O sea si supuestamente se cortó las venas gritándole amor eterno en la
puerta de su Universidad a otra mina, era más que raro que volviera después de
tanto tiempo diciendo que me amaba. Además, había otro pequeño detalle, a esa
otra mina también le envió una solicitud de amistad, el tema es que ella no le
respondió.
Le conté todos los detalles de la cita a mi mamá, esa noche
dormimos juntas, me dijo que estaba bien que me tomara las cosas con calma, que
le diera tiempo al tiempo para ir viendo cómo se daban las cosas, y lanzó lo
que una no quiere escuchar, por lo menos tan pronto: quiero conocerla. Claro,
yo estaba en capilla y mi vieja no confiaba en nadie. Así que si quería seguir
viendo a la abogada no me quedaba otra que acatar las reglas y presentarlas.
Pero no se me ocurría cómo, es que de verdad era bien rara la situación. Onda:
hola, no nos vemos hace mil, nos juntamos una vez un par de horas y quería
presentarte a mi mamá, o sea yo salgo corriendo a mil por hora, era casi
ridícula la situación, o lo otro, además de drogadicta me había convertido en
una sicópata, por ningún lado podía tener una salida triunfante después de la
petición de mi mamá.
Días después se me ocurrió una brillante idea, llamaría a la
abogada y le pediría que me acompañe con mi mamá a hacer unos trámites bien
lateros, onda bancos, pago te cuentas, puras tonteras, pero si me decía que sí,
era una buena alternativa para salir del paso y más encima me evitaba andar por
las calles en micro. Genial!!! Y lo mejor es que aceptó. Se saludaron un poco
cortantes, pero para romper el hielo la abogada le empezó a meter conversa, ahí
se soltaron, hasta que en un momento en que me bajé del auto a pagar una
cuenta, se quedaron solas y mi mamá le dijo que yo no podía salir de noche ni
tomar copete, que yo había tenido un problema serio con drogas y que si me
quería seguir viendo tenía que ser bajo sus reglas, en palabras simples, le
pegó la amenazá. Menos mal yo ya le había contado todo, o si no capacito que
hubiera salido corriendo. Se comprometió a cuidarme y a comportarse. Delante
mío, nada de alcohol.
Fuimos a dejar a mi vieja y salimos un ratito solas a
tomarnos un café, ahí me contó lo que habían hablado y me dijo que de verdad
quería cumplir las reglas. Igual para ser honesta, la noté un poco choqueada
con el cambio radical que tuve en los últimos años, pasé de ser una niña buena,
estudiante de la Universidad Católica, a una ex drogadicta sin título ni ganas
de terminar una carrera. Un súper buen partido como se imaginarán…
Esa tarde estuvimos poco rato juntas, tempranito me fue a
dejar a mi casa, pero nos volvimos a encontrar como dos días después. En 1
semana más o menos ya íbamos para la tercera junta. Me invitó a su casa, estaba
sola porque su mamá se había ido a ver a su mejor amigo gay a España. La
abogada tenía la esperanza que después de ese viaje llegara con la mente más
clara y menos enojada por su homosexualidad, pero fue todo lo contrario, más
adelante les contaré por qué.
Típico que cuando no te ves con una ex pareja hace muchos
años y hay un reencuentro comienzan a salir las conversaciones incómodas, pero
como me caracterizo por ser bastante cara de raja, respondí a todas las
preguntas de la abogada con toda honestidad cuando empezó a interrogarme acerca
de las minas con las que estuve en esos años, le relaté lo mismo que en la
primera temporada les he contado a ustedes, y terminó súper colapsada, es que
como les decía, ella no volvió a agarrarse a una mujer después de que
terminamos. Igual todavía me era difícil de creer que luego de tanto tiempo
siguiera así de enganchada, le dije que se agarrara minas antes de pensar en
estar conmigo, que viviera un rato, que tuviera sus aventurillas locas por ahí.
Me contó que esa noche en que la llamé estaba en un carrete de una mina
lesbiana, su mejor amiga la había invitado, y un poco antes de había agarrado a
una chiquilla, que había sido rico, me contó incluso como tiraron, aunque
fueron solo besos debo reconocer que me dolió, no se, fue extraño. Pero le dije
que era lo que tenía que hacer, estar con otras minas para descubrir si de
verdad era yo con quien quería estar. Fue un riesgo que preferí tomar, mejor
que descubriera esas cosas al principio. Me miraba seria mientras conversábamos.
De repente sentí una ternura extrema, como que todos esos sentimientos que
estaban guardados bajo siete llaves afloraron todos juntos, un torbellino de
emociones, me senté a su lado, le tomé la mano y le di un beso, traté de
tocarla, pero no me dejó, se corrió rápido, como asustada. Es que bien
desubicada yo, ni una piscola y directo a las tetas… En fin. Estás avanzando
muy rápido, me dijo, porfa déjame procesar todo lo que hemos conversado. Pucha,
pensé que querías estar conmigo, le dije. Sí, me contestó, pero tienes razón,
tengo que vivir un poco, no sé, me confundiste, ¿podemos esperar, ser amigas
por mientras? Ok, pero dame el último beso. Esa tarde me volví a enganchar, se
me fueron los miedos, quería estar con ella, tocarla, hacerle el amor,
compartir la vida, otra vez en 5 minutos me enamoré. ¿Habrá significado que
esos sentimientos tan antiguos jamás desaparecieron? Quizás sólo los tenía
escondidos para evitar seguir sufriendo.
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